Mucho se habla respecto a dejar ir y fluir. Ahora que ya estoy algo mayorcita, puedo ver cómo ha pasado el tiempo y cómo muchas veces somos un cúmulo de emociones, sintiendo que en cualquier momento podríamos explotar. Es agotador sentir que de repente las cosas no van bien, que nos encontramos con grandes obstáculos en el camino, sin embargo también recordar lo absurdo que pueden ser las cosas, que muchas veces nos tomamos todo tan en serio cuando la existencia bien puede ser una obra de teatro. La vida es un instante en el tiempo y cada quién decide en qué invertirá aquél tan preciado recurso. Cuando eres joven sientes que es fácil cambiar de empleo, tienes la esperanza de encontrar algo bueno y mejor en tu vida, pero llega un punto en el que simplemente ya no puedes hacerlo, te das cuenta que necesitas dinero para tu vejez, que cada día todo es más caro, que si no cumpliste ciertos sueños puede que ya sea algo tarde. Ya no eres ese vehículo nuevo al que nada le fallaba, ahora poco a poco empiezas a ver tu deterioro, ante la sociedad empiezas a perder tu valor y comienzas a decaer. Te das cuenta que lo material va y viene, que a nadie más le importas mas que a unos pocos humanos cercanos.
Dejar ir implica muchos procesos y trabajo en uno mismo, solo somos en este momento, ¿Qué queremos sentir? ¿Hacia dónde queremos llegar? ¿Por qué? ¿Para qué?. A veces sufrimos porque los otros no aprecian nuestro valor, no reconocen nuestros esfuerzos y sí, las situaciones pueden ser injustas, podrás ver que un vecino que ni estudios tiene le va mejor económicamente que a ti que tienes dos carreras y dos maestrías, puedes ver a la persona de al lado siendo feliz con una hermosa familia. Nos comparamos y pensamos que estamos en una especie de competencia, sin embargo esta debiera ser únicamente con uno mismo, buscando ser fieles a nosotros.
Dejar ir es aceptar las cosas, nuestro presente, se conscientes de aquello que somos, apreciarnos a pesar de todo, abrazarnos y decirnos "Te amo" y cada día agradecer por lo afortunados que somos de poder vivir. Dejar fluir aquello que ya no debiera ser parte del aquí; cada ser y cada objeto tiene su curso en la vida, sus propios tiempos.
Deja fluir ese trabajo, ese amor de tu vida, esas mascotas, esos seres queridos, ese amigo que decidió irse, esa ropa, esos zapatos... Valora y disfruta lo que tienes hoy, porque tarde o temprano, tendremos que dejar ir, todo es impermanente, nuestros cuerpos y la vida misma. Respira y agradece, ve a un bosque cercano, escucha los sonidos a tu alrededor, camina, contempla la naturaleza y jamás olvides que somos instantes.
