Ser feliz en tiempos de consumo

A veces es bueno preguntarnos ¿Cuáles son los momentos que más nos hacen felices? ¿Qué es aquello que nos hace sonreir? ¿Qué nos da paz?. Las respuestas dependerán de cada persona, en mi presente puedo mencionar algunos ejemplos:

  • Me gusta tener un trabajo que no es estresante y esa idea me alegra mucho.
  • El poder completar una hora de ejercicio me hace sentir bien.
  • Disfrutar de leer un buen libro.
  • Conocer algo nuevo, como misterios de los parásitos o novedades en neurociencias.
  • Caminar por la Ciudad de México solo por hacerlo, dejarme llevar y descubrir rincones interesantes.
  • Poder visitar un nuevo lugar y dejarme asombrar por lo único del sitio, descubrir un poco de la esencia de alguna región del mundo.
  • Ver que tengo vuelos programados.
  • Poder ver y escuchar en vivo a una banda que te gustaba de joven.
  • Beber una tisana con calma.
  • Ver a mis perritos sanos y contentos.
  • Ver prendas bordadas muy bonitas y algunas veces poder comprarlas, sentir que llevas encima cierto arte.
  • Ver las fotos de los viajes de tus contactos, ver sus fotos sonriendo y disfrutando de la vida.
Es una buena opción hacer este ejercicio escribiendo nuestras respuestas, para darnos cuenta de todo aquello por lo que vale la pena vivir, que no todo es oscuro o gris, que siempre hay esbozos de alegrías y paz.


 

Inicio de año 2025

Ayer, mientras leía respecto al trastorno límite de la personalidad, me llamó la atención que algunos expertos decían que este problema se mejoraba a partir de los treinta años de edad y otros que a partir de los cincuenta. Hay muchas frases donde nos dicen que el tiempo cura las heridas, que el tiempo nos hace ver las cosas como son, en los hombres, que el tiempo les aplaca el falo, aunque de acuerdo a Martha Nussbaum y Saul Levmore, resulta que el hombre es muy enamoradizo hasta el final. En el libro de Siete Breves Lecciones de Física, Carlo Rovelli mencionaba que Einstein no pudo definir exactamente lo que era el tiempo, sin embargo, ese concepto está alineado y explicado lo mejor posible con la termodinámica, que el tiempo solo se puede notar cuando existe un intercambio de calor, lo cual tiene sentido pues básicamente somos movimiento y nos transformamos gracias a todo ese mundo invisible a nuestro ojos que nos permite mover; por otro lado, Steve Pinker nos dice que somos un gran milagro ante la inminente entropía que tarde o temprano nos alcanzará, que es precisamente la segunda ley de la termodinámica. En el libro de Astronomía para Gente con Prisa, Neil deGrasse nos incita a reflexionar sobre lo diminutos que somos en el universo, y si lo vemos desde la perspectiva de la relatividad que se muestra en el libro de Historia del Tiempo de Stephen Hawking, así es. 

Cada persona es un mundo, y sí, creo que el tiempo puede cambiarnos, nuestros cuerpos comienzan a degradarse, poco a poco empezamos a descomponernos, a tener más problemas físicos, es ahí cuando nos topamos con el concepto de finitud. Con descubrir que a pesar de todos nuestros esfuerzos jamás nos hicimos ricos o pudimos comprar la salud, una dosis de una realidad que puede doler mucho. Algunos descubrirán que no necesariamente el tiempo cura la heridas, sino que las abre y a veces las hará sangrar. Alguna vez escuché que el problema cuando se es joven, es pensar que tenemos tiempo. Schopenhauer decía que no valoramos la juventud ni el presente, hasta que estamos viejos solemos ver hacia atrás y descubrir que todo se fue. En mi caso, así lo vivo, cada vez que anoto mis metas, me doy cuenta que el tiempo es escaso, que no se podrá hacer todo lo que se quiere, y por ello, lo mejor es vivir el presente, valorar lo que se tiene porque esta etapa jamás regresará. Y con todo esto, también tendrás que empezar a lidiar con darte cuenta que para el sistema capitalista cada vez vales menos, por lo tanto, eres más desechable e indeseable, que a pesar de todas esas horas extra en el trabajo, solo eres un número más, que eres reemplazable, los más jóvenes comenzarán a hacerte a un lado, empezarás a apestar y tu existencia empezará a desvanecerse.

¿Hiciste lo que quisiste? ¿Lograste aquello que buscabas? ¿Cómo te sientes hoy? ¿Eres feliz?

Por otra parte, también en la edad están las bondades de descubrir más cosas respecto a la vida, buscar más serenidad, quizá mejorar tu sistema de creencias, descubrir absurdos y reirte, caminar más, ejercitate, valorar lo que realmente vale la pena, desechar lo excedente, dejar ir, seguir evolucionando y mejorando como persona, vecino, empleado, amigo, hijo, padre, etc. Seguir soñando con un mundo mejor, seguir descubriendo nuevos lugares, aromas o alimentos, seguir fascinandote con tantas lecturas, mirar el mundo con ojos de turista, descubrir a la gente que realmente vale la pena, dejar ir, solo fluir.



Un día de trabajo siendo fantasma

Ser un fantasma puede ser extraño, y lo es más descubrir que así siempre ha sido. Un día cualquiera simplemente te levantas, te lavas la cara y los dientes, te vistes, intentas cepillar tu cabello, estás relativamente lista para hacer lo que tienes que hacer. Tomas el transporte hacia tu trabajo, viajando poco más de una hora, de repente llegas y pides un desayuno que salga barato, pero resulta que no tienen lo que quieres, así que te conformas con ese asqueroso sandwich de pollo que cuesta más caro y ese chai que igualmente tiene un precio elevado porque tiene leche deslactosada, te hacen el cargo a la tarjeta. Subes las escaleras porque obvio sientes la necesidad de moverte, llegas a tu escritorio y comienzas a trabajar en solitario, escuchas a jóvenes en su convivio por la rosca de reyes, los cuales comen y comentan cosas sin relevancia, de repente llega la hora de la comida, bajas por las escaleras y pides una ensalada, además vas por un vaso de agua sin azúcar, porque hay que comer sano. 

Posteriormente caminas y vuelves a subir las escaleras hasta llegar a ese tercer piso, donde nuevamente continuas trabajando, haciendo algo que parece no tener mucha relevancia ni tan relacionado con lo que estudiaste por muchos años, pero así es la vida, te lleva a donde menos te imaginas. Revisas la hora, es tiempo de tomar el transporte de regreso, caminas hacia donde el vehículo estará estacionado, de repente ves un perrito callejero solitario y con rostro triste, le das el pedazo de sandwich que te sobró, ya en el vehículo de transporte dices "Buenas tardes" y lo abordas, te sientas, intentas leer, pero a la segunda página no puedes más e intentas dormir, pues la noche anterior si acaso dormiste cuatro horas, mientras dormitas, estás en estado de alerta pues tienes que llamar para que vayan por ti. Ya en la marquesa, realizas la llamada necesaria. Bajas de aquél vehículo, te subes al carro y sientes tu estómago todo inflamado, al parecer esa ensalada causó una reacción negativa en tu cuerpo. Ya en casa, hay que pasear a los perros. Te da por estar un rato en la bicicleta, hacer unos cuantos ejercicios con las pesas, porque hay que moverse. Te lavas los dientes, te acuestas, ves videos o posts que absorben tu tiempo, te metes a la app de alemán, luego tomas uno de los tantos libros y te pones a leer. De repente sientes que ya es tiempo de dormir, apagas la luz y así termina un día más como fantasma.


Ser feliz en tiempos de consumo

A veces es bueno preguntarnos ¿Cuáles son los momentos que más nos hacen felices? ¿Qué es aquello que nos hace sonreir? ¿Qué nos da paz?. La...