Un día de trabajo siendo fantasma

Ser un fantasma puede ser extraño, y lo es más descubrir que así siempre ha sido. Un día cualquiera simplemente te levantas, te lavas la cara y los dientes, te vistes, intentas cepillar tu cabello, estás relativamente lista para hacer lo que tienes que hacer. Tomas el transporte hacia tu trabajo, viajando poco más de una hora, de repente llegas y pides un desayuno que salga barato, pero resulta que no tienen lo que quieres, así que te conformas con ese asqueroso sandwich de pollo que cuesta más caro y ese chai que igualmente tiene un precio elevado porque tiene leche deslactosada, te hacen el cargo a la tarjeta. Subes las escaleras porque obvio sientes la necesidad de moverte, llegas a tu escritorio y comienzas a trabajar en solitario, escuchas a jóvenes en su convivio por la rosca de reyes, los cuales comen y comentan cosas sin relevancia, de repente llega la hora de la comida, bajas por las escaleras y pides una ensalada, además vas por un vaso de agua sin azúcar, porque hay que comer sano. 

Posteriormente caminas y vuelves a subir las escaleras hasta llegar a ese tercer piso, donde nuevamente continuas trabajando, haciendo algo que parece no tener mucha relevancia ni tan relacionado con lo que estudiaste por muchos años, pero así es la vida, te lleva a donde menos te imaginas. Revisas la hora, es tiempo de tomar el transporte de regreso, caminas hacia donde el vehículo estará estacionado, de repente ves un perrito callejero solitario y con rostro triste, le das el pedazo de sandwich que te sobró, ya en el vehículo de transporte dices "Buenas tardes" y lo abordas, te sientas, intentas leer, pero a la segunda página no puedes más e intentas dormir, pues la noche anterior si acaso dormiste cuatro horas, mientras dormitas, estás en estado de alerta pues tienes que llamar para que vayan por ti. Ya en la marquesa, realizas la llamada necesaria. Bajas de aquél vehículo, te subes al carro y sientes tu estómago todo inflamado, al parecer esa ensalada causó una reacción negativa en tu cuerpo. Ya en casa, hay que pasear a los perros. Te da por estar un rato en la bicicleta, hacer unos cuantos ejercicios con las pesas, porque hay que moverse. Te lavas los dientes, te acuestas, ves videos o posts que absorben tu tiempo, te metes a la app de alemán, luego tomas uno de los tantos libros y te pones a leer. De repente sientes que ya es tiempo de dormir, apagas la luz y así termina un día más como fantasma.


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